opinió
Maradona Dios
Mariano Royo Arpón / Hace ciento veinte años Nietzsche dictaminó que Dios había muerto.
Bien entrado en el siglo XXI hemos deificado a un sustituto: Diego Armando Maradona, que también murió ayer. Parafraseando a alguien: Dios Ha muerto. Maradona ha muerto, y yo no me encuentro muy bien.
En realidad decir que Maradona es dios no es tan raro. Se endiosaban los emperadores romanos, los faraones, y otros jefes totalitarios. Franco hizo un acto de humildad cuando se proclamó jefe sólo "por la gracia de Dios". El del Japón tuvo que descender del trono divino cuando perdió la guerra….
Hemos olvidado la escena de una novela que se publicó en 1922:
En el capítulo 2, un tal Stephen Dédalus va a cobrar el mes al despacho del Sr. Deasy, director de la escuela donde trabaja. Deasy aprovecha para endilgarle discursos huecos, antiguos. Le intenta colocar el tópico de que la historia es la maestra de la vida. Stephen le responde:
"—La historia es una pesadilla de la que trato de despertar.
(…)--Los caminos del Creador son nuestros caminos – dijo el señor Deasy--.
Por la ventana llega el griterío de los muchachos que juegan fútbol. Se oye silbato vibrante: un gol.
Stephen sacudió el pulgar hacia la ventana, diciendo:
-- Eso es Dios".
El libro se titula Ulises, de James Joyce. Un libro importante, que anunció el siglo XX.
En el programa de televisión Salvados, Jordi Évole, pregunta al Papa Francisco: "¿Usted cree que es un sacrilegio decir que Messi es Dios?
Francisco no se enfadó, pero su respuesta fue plana, obvia, de clase de primaria. No fue capaz de captar la ironía, el simbolismo. Un hombre moderno pero anclado en siglos atrás.
.
El gol es lo que adoramos, el GOOOOOoooooool… que grita el locutor. Nuestra época es romántica, no creemos en ningún dios pero triunfa el juego, la apuesta, el deseo, el momento, el segundo de gloria, quien gana la Champions, quien cae muerto, cuándo aparecerá Superman, ... Somos animistas, politeístas… Somos poca cosa, como nuestros dioses.
La vida rompe con los prejuicios, con el peso de la historia, con los dioses y también con el futuro, con los que presumen conocer lo que vendrá, el fin de la historia. Es la vida la que usa y vapulea la historia, y no al revés. La memoria individual no alcanza más allá de nuestros abuelos, ni puede anticipar el porvenir, el simple mañana.
La vida, la alegría, el entusiasmo, la búsqueda de la verdad, la solidaridad, el amor es el gol el que conjura el miedo al futuro, la estupidez, la explotación, la corrupción.
27 de noviembre de 2020
(*)La fotografia és la portada del dia 26 de novembre del diari francès l'Équipe.
@lequipe
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Bien entrado en el siglo XXI hemos deificado a un sustituto: Diego Armando Maradona, que también murió ayer. Parafraseando a alguien: Dios Ha muerto. Maradona ha muerto, y yo no me encuentro muy bien.
En realidad decir que Maradona es dios no es tan raro. Se endiosaban los emperadores romanos, los faraones, y otros jefes totalitarios. Franco hizo un acto de humildad cuando se proclamó jefe sólo "por la gracia de Dios". El del Japón tuvo que descender del trono divino cuando perdió la guerra….
Hemos olvidado la escena de una novela que se publicó en 1922:
En el capítulo 2, un tal Stephen Dédalus va a cobrar el mes al despacho del Sr. Deasy, director de la escuela donde trabaja. Deasy aprovecha para endilgarle discursos huecos, antiguos. Le intenta colocar el tópico de que la historia es la maestra de la vida. Stephen le responde:
"—La historia es una pesadilla de la que trato de despertar.
(…)--Los caminos del Creador son nuestros caminos – dijo el señor Deasy--.
Por la ventana llega el griterío de los muchachos que juegan fútbol. Se oye silbato vibrante: un gol.
Stephen sacudió el pulgar hacia la ventana, diciendo:
-- Eso es Dios".
El libro se titula Ulises, de James Joyce. Un libro importante, que anunció el siglo XX.
En el programa de televisión Salvados, Jordi Évole, pregunta al Papa Francisco: "¿Usted cree que es un sacrilegio decir que Messi es Dios?
Francisco no se enfadó, pero su respuesta fue plana, obvia, de clase de primaria. No fue capaz de captar la ironía, el simbolismo. Un hombre moderno pero anclado en siglos atrás.
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El gol es lo que adoramos, el GOOOOOoooooool… que grita el locutor. Nuestra época es romántica, no creemos en ningún dios pero triunfa el juego, la apuesta, el deseo, el momento, el segundo de gloria, quien gana la Champions, quien cae muerto, cuándo aparecerá Superman, ... Somos animistas, politeístas… Somos poca cosa, como nuestros dioses.
La vida rompe con los prejuicios, con el peso de la historia, con los dioses y también con el futuro, con los que presumen conocer lo que vendrá, el fin de la historia. Es la vida la que usa y vapulea la historia, y no al revés. La memoria individual no alcanza más allá de nuestros abuelos, ni puede anticipar el porvenir, el simple mañana.
La vida, la alegría, el entusiasmo, la búsqueda de la verdad, la solidaridad, el amor es el gol el que conjura el miedo al futuro, la estupidez, la explotación, la corrupción.
27 de noviembre de 2020
(*)La fotografia és la portada del dia 26 de novembre del diari francès l'Équipe.
@lequipe
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